Desde que tengo memoria en mi vida ha existido una
persona muy especial y que siempre me ha apoyado en todo lo que he querido y de
las personas que más me ha apoyado cuando de cocinar se trata, esta persona es
mi abuelita Stela quien se dio cuenta desde que era muy chiquito que me gustaba
mucho estar metido en la cocina con ella.
Me acuerdo acompañándola para hacer tortas,
simplemente me sentaba al lado de ella y esperaba que terminara de batir todos
los ingredientes y mi premio era limpiar el escudo de la batidora con los dedos
y comerme toda la masa que se quedaba ahí pegada, pues bien, después de pasar
los años me iba interesando por otro tipo de cocina, y fue cuando empecé a
preparar el desayuno de mi mama y de mi hermano los domingos, innovando e
inventándome cada vez cosas diferentes que me quedaban deliciosas y ellos me lo
decían.
Ya cuando estaba en décimo y once me empecé a meter a
la cocina del chalet donde pasábamos los fines de semana, y donde tanto mis tías
como mi abuelita siempre llevaban recetas para preparar, aunque mi día
preferido era los sábados donde las empleadas hacían los frijoles con patacones,
guiso y todo lo necesario para hacer los mejores frijoles los cuales me los
siguen preparando cada vez que bajo a Armenia.
Mi papa también se dio cuenta del interés que tenía yo
por la cocina y fue cuando me propuso que entráramos los dos a unos cursos en
un restaurante de cocina thai, y esto me
gusto mucho y comencé a practicar este tipo de comida, la cual también me
quedaba muy rica y se lograba con esto una integración de toda la familia,
igual que ha hecho mi abuelita toda la vida.
Luego me gradué y fue después de unos años que me di
cuenta que la cocina me motivaba que cuando estoy cocinando, la disciplina y el
buen trabajo son cosas de todos los días y después de eso fue cuando decidí
entrar a estudiar Gastronomía en la escuela Mariano Moreno, allí fue donde me
formaron como cocinero pero como todo en la vida, no todas las cosas se
aprenden solo en una escuela, sino en la práctica, trabajando.
Después de empezar a estudiar mi mama gracias a una
amiga de ella que conocía a un chef dueño de un restaurante, me dijo que si
quería empezar a trabajar y le dije que sí y las cosas se dieron como tenía que
ser y fue cuando entre al restaurante Alfredos Bistró que quedaba ubicado en
Usaquén, el fuerte del restaurante era una fusión entre Italia y Estados Unidos
utilizando ingredientes creole, tanto Alfredo, el chef del restaurante, como
los cocineros con los cuales trabaje, se convirtieron en mis verdaderos
mentores en la cocina, son las personas que a medida que uno trabaja le enseñan
mañas o trucos para que el trabajo rinda y quede, lo mas perfectamente posible,
fue aquí donde realmente me di cuenta como es el funcionamiento de una cocina.
Pues bien después de haber estudiado un año en la
Mariano ya pasaba a tercer semestre y fue ahí donde decidí cambiar mi enfoque
gastronómico y entre a trabajar a otro restaurante que preparaba otro tipo de
comida completamente diferente, pero con la cual yo me sentía muy a gusto, este
restaurante se llama Local y preparaba comida colombiana, ahí estuve un tiempo
hasta que recibí mi cartón de cocinero y fue en este momento cuando quise
buscar mi propio enfoque y fue en los asados donde encontré lo que en verdad me
apasionaba y cuando tengo tiempo suelo hacer asados en Armenia, bien sea a mi
familia o porque me contrata gente conocida y es una pasión que estoy dispuesto
a explotar cuando tenga la oportunidad.
MATEO MENESES
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