viernes, 14 de septiembre de 2012

El eje de mi familia




Cuenta la historia, que en el más hermoso país de la tierra, Colombia, la familia Ferreira Ariza de origen santandereano procuraba siempre compartir momentos especiales  con sus allegados, procuraba estar dispuesto a meter las manos en la masa, a poner ollas en la estufa, a pelar maíz para hacer un mute, matar un cabrito para hornearlo o simplemente buscar la manera de reunirse alrededor de un plato a disfrutar la significancia del evento que estuviesen celebrando, evento que fácilmente podría ser un día más de vida.



Así es como Sandra Ariza y Salomón Ferreira, conocidos en La Granja, Santander cuando Sandra era estudiante de 11° de bachillerato y Salomón un recién egresado de matemáticas que empezaba a desempeñarse como profesor, decidieron comenzar una relación amorosa cuyo testigo fiel fue la comida de la abuela de Sandra y de su mamá y cuyo lugar favorito fue el horno de leña dónde la suegra de Salomón lo enamoró también y el a ella dándole a conocer que era delicioso cada plato que cocinaba, pues ella nunca veía un desprecio de su parte.

Pasaron los años y Salomón y Sandra decidieron unir sus vidas para siempre al tener la firme convicción de que Dios sería el sostén de su relación y 2 años después de su familia, su linda familia. Nació Paula Alejandra en el año 1994. Desde pequeña descrestaba a sus papás con su inusual forma de comer, pocas veces, a diferencia de la mayoría de niños, le decía no a las preparaciones de su mamá. Todo era rico para ella, los dulces, las carnes, los farináceos, los cereales, las frutas, las verduras y hasta el consomé de pescado que su abuelo paterno  sin ningún agüero le dio a los 4 meses y que a la vez fue definitivo para que Paula se convirtiera en una amante de los frutos del mar. Su madre y su padre estaban ilusionados con que fuera una gran médica. Si, ese sueño del colombiano de tener un médico en la familia. Sandra guardó sus cuadernos de Farmacia pensando que su hija estudiaría alguna ciencia parecida, pero los padres de Paula tuvieron que dejarse impregnar por el sueño de su hija y dejar atrás sus propios sueños. Fue así entonces, cuando entendieron que su primogénita ya no quería pasar horas  frente al quirófano, ella quería pasar días en una cocina.

Así fue como Paula empezó a dirigir los eventos de la familia Ferreira Ariza (navidades, cumpleaños, grados, nacimientos, matrimonios, entre otros) pero es importante decir que el protagonista de estos no era ella, y, la comida en sí misma aunque era parte importante, y más que importante, esencial, no era la que hacía de los festejos algo mágico, simbólico y sagrado; el protagonista de estos entonces, era Dios. No quiere decir con ello que la comida fuera un rito o un momento santo lleno de religiosidades, prohibiciones y retahílas de lo que se debe o no consumir así como la Iglesia alrededor del mundo por años lo ha pintado. No, los eventos gastronómicos para los Ferreira Ariza son un momento especial familiar, dónde cada personaje es consciente, y está absolutamente satisfecho con la oportunidad que Dios le ha dado para probar un platillo, para sentir esa explosión exquisita de sabores que no tienen otro objetivo sino agradar el estómago y el corazón. Dios es el protagonista porque sólo a Él se le debe la dicha de poder compartir con la familia y con la comida momentos únicos que ni el tiempo va a poder deshacer porque cuando se prepara un plato por segunda vez es revivir el recuerdo y es recordar con placer lo vivido.

Es así, como en mi familia el amor que se le brinda a la comida no es el único sincero, también el que Dios en su inmensidad es capaz de brindarnos porque lo vemos reflejado en la exquisitez que día tras día nos ha permitido disfrutar a mi familia y a mi.

Paula Alejandra Ferreira Ariza.

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