En mi familia siempre ha existido la tradición de comer pescado los domingos, por lo cual su olor siempre lo he tenido presente pero nunca me ha gustado. Hace poco tuve que ser steward en el taller de cocina donde ese día una de las preparaciones era velouté de pescado y Jaime pidió un ingrediente un poco desagradable que reemplazo el fonde de pescado haciendo que todos los utensilios de cocina que utilizarón las personas que eran entremetier esa vez olieran solo a pescado, sumado a que esa vez se acabó el jabón y era mas difícil pasar por desapercibido el olor que nunca me ha gustado.
No cociné nada ese día pero tampoco fui capaz con mi compañera de comernos esa preparación y aunque el almuerzo preparado por nuestros compañeros fue una recompensa, todo incluso el postre olía a pescado; cuando entramos y volvimos a entrar para lavar nos pasaron unas ollas con unos olores a pescado espantosos para lo cual lavamos tantas ollas con ese olor que pude quitarle el asco al final. Desde ahí, me agrada un poco mas el olor no sólo por todo el trabajo de ese día sino también porque me pareció interesante reconocer una memoria de mi familia en un simple olor que aunque nunca me ha agradado igual para mí es una tradición.
Mónica Mendoza
No hay comentarios:
Publicar un comentario